Suele ser más característico de las mujeres y está considerada una disfunción sexual. A pesar de estimular correctamente, dedicarle tiempo considerable y ponerle ganas... ¡nada de orgasmos!
El origen del orgasmo varía de una persona a otra. No todo sigue el mismo patrón.
La intensidad y duración tanto hasta llegar al orgasmo como mientras, depende tanto de la edad de la persona como de sus experiencias y destreza.
Por supuesto, existen diferentes grados de anorgasmia de los cuales os citaremos los más típicos:
- absoluta: que NUNCA se ha tenido un orgasmo
- situacional: personas que llegan al orgasmo sólo en situaciones específicas
- relativa: que sólo llega al orgasmo de una forma muy concreta.
En el caso de la anorgasmia psicológica, puede darse por muchos y diversos factores:
falta de información sexual
- nervios
estados emocionales
- experiencias sexuales previas que resultaron traumáticas
- imposiciones culturales personales
- sentimiento de culpa
- temor al abandono por parte de la pareja, etc.
- problemas de pareja
Un sinfín de opciones pueden venir a la cabeza en ese preciso momento cuando quien debería pensar es simplemente nuestro cuerpo.
¿Puede tratarse la anorgasmia?
¡Por supuesto!
El ginecólogo y el terapeuta se pondrán de acuerdo para realizar un diagnóstico y diseñar una terapia para abordar este problema. Desde educación sexual, terapia con la pareja o incluso la enseñanza de técnicas pueden ayudar a superar la falta de orgasmos.
Realizar los ejercicios Kegel con las bolas chinas, como os hemos comentado con anterioridad aquí en el blog, será de gran ayuda para las mujeres anorgásmicas. No sólo te ayudará a conseguir más orgasmos sino que serán también más intensos.
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